¡ Qué tranquilidad violeta,
por el sendero, a la tarde !
A caballo va el poeta...
¡ Qué tranquilidad violeta !
La dulce brisa del río,
olorosa a junco y agua,
le refresca el señorío...
La brisa leve del río...
A caballo va el poeta...
¡ Qué tranquilidad violeta !
Y el corazón se le pierde,
doliente y embalsamado,
en la madreselva verde...
Y el corazón se le pierde,
A caballo va el poeta...
¡ Qué tranquilidad violeta !
Se está la orilla dorando...
El último pensamiento
del sol, le deja soñando...
Se está la orilla dorando...
¡ Qué tranquilidad violeta,
por el sendero, a la tarde !
A caballo va el poeta...
¡ Qué tranquilidad violeta !
De Baladas de Primavera, 1907.
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